domingo, 27 de octubre de 2013

DELICADEZA EN LA MANERA DE CORREGIR.  Tomado del HAGAKURE  (Oculto entre la hojarasca) libro de filosofía y pensamiento Samurai.
Corregir y criticar es un asunto sumamente difícil pero al que nos damos con demasiada ligereza y diligencia, cualquiera está presto a dar su opinión y corregir al prójimo aunque casi nunca sirve para el fin deseado ni tan siquiera para lubrificar las relaciones entre las personas queridas, al contrario suelen acabar incomodando y despertando resentimiento.
El talento de una persona se mide por el grado de delicadeza que muestra hacia los demás, por tanto si bien aconsejar y corregir es una acto de amor compasivo, esto hay que realizarlo con suma delicadez para que la crítica sea efectiva y no caiga en saco roto.
Primero hay que saber si la persona a la que pretendemos corregir aceptará nuestra opinión, es importante crear un clima de confianza y estar seguro que te va a escuchar de buena fe,  es necesario buscar las palabras justas usando el tono y el momento adecuado (tal vez por escrito o dando un paseo). Se debe empezar hablando de las faltas y fracasos de uno mismo, después puedes referirte a sus cualidades animándole, así conseguirás ponerla en situación de recepción y confianza trasmitiendo la conducta o el hecho a corregir.

La benevolencia consiste en construir un ambiente de confianza mutua entre los que nos rodean y queremos, corregirnos los defectos unos a otros y actuar como un verdadero equipo. Si avergüenzas a alguien no conseguirás nada, todo habrá sido en vano”……